¿Por qué amargarse la vida?

INTRODUCCIÓN:

Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. Salmo 73:21

Muchas personas se amargan la vida por su actitud de quejarse y enojarse con otras personas y hasta con el mundo en general. De ser amargo es de ser desagradable, o sin placer hacia alguien. De ser amargo y resentido se echa a perder tu vida, y te causa problemas para con otros y Dios.

 

EL PROBLEMA DE SER AMARGO

Hechos 8:23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.

Hebreos 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

 La Biblia habla del pecado de amargarse la vida como un asunto muy grave, que uno llega a ser en una “prisión de maldad” (Hechos 8:23), y en que esta contamina la vida. La palabra “amargura” [G4088 pikria] significa veneno, o algo acido que se come y destruye. En realidad el ser amargo es de tener enojo e ira, de tener resentimiento en contra de alguien, aun que tal vez es sin expresarlo muy abiertamente. Es de querer que otra persona sufra. Es a veces cuando alguien te ha ofendido, y el ser amargo es de no perdonarle, sino de retener y recordar siempre la ofensa, y se ve por ser negativo e hipercrítico en contra de la otra persona. Ellos no pueden hacer nada bien en tu punto de vista. Es de sentirse dañado personalmente por lo que otro te ha hecho o te ha dicho, o por la falta de hacerte lo que piensas que era su deber de hacer. Es de tener malas emociones cuando se encuentra a la otra persona o cuando es mencionada en una conversación. Muchas veces tenemos amargura en contra de Dios por que algo no es como querremos, y culpamos a Dios.

El ser amargo nos hace necios, porque nos da motivo y desenfreno de decir cosas indebidas en contra de estas personas, y luego hacemos cosas en contra de ellos que no debemos también. El amargarse es de tragar un veneno uno mismo esperando que la otra persona muera de esto. Es ilógico. La amargura y el ser resentido hace cada día lo más miserable que se puede.

Núm 5:14, 30 habla del espíritu de celos que toma control de la vida para el peor. Personas quienes dejan el resentimiento o la amargura existir en sus vidas, luego tienen que dejarla reinar sobre sus actitudes, palabras, y acciones. Amargura solamente existe como rey que domina la vida, porque no acepta otro lugar en tu vida. Tienes que quitarla de tu vida, o te dominará y te echará a perder tu vida, especialmente de punto de vista de Dios y una vida fructífera para Dios.

 

SOMOS SIERVOS E HIJOS DE DIOS

Gén 9:6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

Nosotros no somos los dueños de nuestras vidas sino que somos hijos de Dios, criaturas de Dios quienes son en el servicio de Dios COMO DIOS QUIERA USARNOS. Es difícil de aceptar, pero muchas veces Dios nos usa como blancos para la agresión y pecados de otros. Existimos en los planes de Dios para ver que maldad otros harán en contra de nosotros. Mientras que somos humildes y mansos, los malvados nos atacan y nos abusan. Esto no debemos tomar personalmente, sino entender que Dios está dándoles tiempo y oportunidad para manifestar su buen carácter moral, pero ellos escojan el pecar y abusar a otros. No se manifestaría su carácter si no hubiera estos inocentes “blancos”. En la eternidad Dios va a premiar y justificar a todo humilde y manso quien fue abusado así, pero tenemos que ser parte de esta obra de Dios mientras por aceptar el abuso y maltrato ahora. Una respuesta de agresión a agresión solamente juntaría más juicio a ellos, y nos causará un regaño, juicio, y castigo de Dios a nosotros.

Parte de nuestra protección en esta situación es el mandamiento divino que debemos perdonar a todos como queremos Dios de perdonar a nosotros. El carácter de Dios es de perdonar, y los que no buscan esto en sus propias vidas, no son salvos. Mat 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Las ofensas y el maltrato nos sirven para demostrar si de veras queremos imponer el carácter divino de Dios en nuestras vidas y corazones, que es el perdón de otros.

 

DAVID Y SU ENEMIGO

Sal 51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.

Este pasaje es interesante porque David vio que todos sus pecados fueron en contra de Dios. David mató al esposo de Betsabé e hizo ruina de la vida de Betsabé, y además se traicionó a la nación por matar a un general en tiempo de guerra, pero aun así, su pecado era resumido como solamente en contra de Dios. Tenemos que entender que ningún ser humano tiene el derecho de reclamar a otro por algo hecho en su contra. Todo pecado es hecho en contra de Dios, quien es nuestro Dueño y Juez. Cuando alguien peca en contra de nosotros, la amargura no deja que se pasa al juicio de Dios como debe pasar. Queremos nosotros la justicia que pensamos que debe ser impuesto, o a lo menos que la otra persona sufre algo por lo que ha hecho a nosotros. Queremos tomar el juicio en nuestras manos, para castigarle como pensamos que debe ser. Empezamos a juzgarle y condenarle en frente de otros para expresar una forma de juicio en un deseo, “Esta persona debe ser castigado por lo que me hizo.

 

LA ARMAGURA DESTRUYE LA PAZ CON DIOS

Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

La amargura es la opuesta de la paz, la calma, la tranquilidad que Dios nos promete como un hijo obediente de Dios. Pablo dice que de ocuparse en la carne es muerte, “pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Rom 8.6). ¿Jesús tuvo paz o no? Su vida era llena de otros haciéndole mal, hasta el final cuando le mataron. Pero nunca dejó esto amargarle, sino les perdonó hasta los soldados quienes actualmente que le mataron.

 

LA SOLUCIÓN DE DIOS

Ef 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Sal 37:8 Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.

Dios nos manda directamente de “quitarnos toda amargura” y “dejad… la ira, enojo, malicia” (Col 3:8). No debemos tener nada de ver (Pro 17:14; 29:22) con el enojo, el molestarse con otros por lo que ellos hacen mal en contra de nosotros. Jesús nos enseña que el enojarse para alterarse con otros es algo que nos causa a nosotros de ser juzgados por Dios.

Mat 5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Lo que otros te hacen será juzgado por Dios, entonces deja el asunto hasta que Dios quiere tratarlo. Somos la creación de Dios, y somos siervos de Dios y no tenemos derecho de meternos en pleitos y altercaciones con otras personas.

Gál 5:15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Adentro de la iglesia local con los hermanos es especialmente importante que no estamos atacando con agresiones verbales y hechos de ofensa uno al otro. Con nuestros hermanos especialmente, debemos demostrar el amor de Cristo, y dejar toda ofensa pasar sin venganza.

Mat 18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

Ef 4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

Jesús dijo de confrontar con calma a un hermano que te ofende, pero de resolverlo pronto, no involucrando más gente que necesaria.

Stgo 3:14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; 15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

La verdad de Dios lucha en contra de (1) quien que causa las ofensas, y (2) quien que se ofende ligeramente y sin base. La verdad de Dios es el carácter de Dios que nos perdona. Si nosotros no queremos perdonar a otros, no hemos comprendido la salvación.

Mat 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Para ser salvo, uno tiene que entender que Dios nos perdonó cuando no hubo razón de hacerlo, excepto porque en el corazón de Dios, Él nos amó, en el carácter moral de Dios nos perdonó, porque así es Él. Entonces Él perdona por quien que es Él. Si uno no entiende este punto del carácter moral de Dios, e si no impone esto en su propio corazón y vida, no es un hijo de Dios.

2Ti 2:23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. 24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
Stgo 1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

El cristiano es uno que no busca conflicto y contención sino paz y tranquilidad. El enojarse y molestarse no obra nada bien, nada de Dios.